La manzana está compuesta, entre otras cosas, por fenoles. Son moléculas que se oxidan con facilidad al estar en contacto con oxígeno del aire. Y por oxidasas, que son unas proteínas que se encargan de acelerar las reacciones de oxidación. Los compuestos resultantes de esta reacción química son marrones.
Por eso, si dejamos la manzana expuesta al aire sin ninguna protección, se oxida rápidamente y su color cambia a pardo.
Si protegemos la manzana con plástico, el aire no está en contacto con la superficie de la manzana y, por lo tanto, se retrasa el deterioro de la fruta.
El hielo disminuye la temperatura de la manzana y esto disminuye la velocidad de las reacciones químicas. Por eso, en media hora de exposición al aire, la oxidación en la superficie del trozo 4 es imperceptible, en comparación con el trozo 1.
Otra manera de retrasar la oxidación es añadir un poco de jugo de limón a la fruta. El jugo de limón contiene vitamina C (ácido ascórbico) que actúa como antioxidante.
Por eso, si dejamos la manzana expuesta al aire sin ninguna protección, se oxida rápidamente y su color cambia a pardo.
Si protegemos la manzana con plástico, el aire no está en contacto con la superficie de la manzana y, por lo tanto, se retrasa el deterioro de la fruta.
El hielo disminuye la temperatura de la manzana y esto disminuye la velocidad de las reacciones químicas. Por eso, en media hora de exposición al aire, la oxidación en la superficie del trozo 4 es imperceptible, en comparación con el trozo 1.
Otra manera de retrasar la oxidación es añadir un poco de jugo de limón a la fruta. El jugo de limón contiene vitamina C (ácido ascórbico) que actúa como antioxidante.
Nunca te acostarás sin saber una cosa más... muy interesante.
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