"Las diversas aplicaciones de la química en la alimentación constituyen una de las más importantes contribuciones de la ciencia a la mejora de la calidad de vida.
En 1900, la esperanza media de vida no alcanzaba los 30 años (40 en Europa) y hoy prácticamente alcanzamos una media de edad de 70 años (casi 80 en nuestro continente). Sin la aportación de la química para multiplicar el rendimiento de las cosechas, sin los productos para protegerlas de todos los agentes nocivos, sin las redes de frío, los aditivos y los envases que nos permiten mantener las propiedades nutritivas de los alimentos, no podrían atenderse las necesidades alimenticias de la mayor parte de la Humanidad. Aún hoy, se calcula que 800 millones de personas, 1 de cada 8 habitantes del planeta, sufre desnutrición y no tiene un acceso suficiente a los alimentos.
En 1950, casi el 50% de los habitantes en los países de desarrollo sufrían inanición, lo que indica que se han logrado avances muy importantes en los últimos decenios, si bien es cierto que aún queda muchísimo por hacer.
La química ha sido, indudablemente, uno de los principales artífices de este gran incremento de la producción de alimentos, y los científicos e investigadores de todo el mundo continúan trabajando para proporcionar soluciones al reto de alimentar a la Humanidad y garantizar cada día una mayor calidad y esperanza de vida."
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